A mediados de febrero de 2025, el presidente que gobierna de facto en El Salvador fue aplaudido y celebrado por un grupo de millonarios de América Latina a los que este ofreció, en respuesta, un El Salvador que busca un gobierno “pequeño” en el que exista una “mínima regulación posible” para los inversionistas y la gran empresa privada.
“Nosotros somos… queremos ser un país de full libertad empresarial, capitalista, proempresa, un gobierno lo más fuerte pero pequeño posible, que no tenga grasa, solo músculo”, dijo Bukele en la Casa Presidencial a este grupo de empresarios que visitaron el país para participar en la vigésima edición de “Padre e hijos”, un encuentro protagonizado por las familias más ricas y poderosas de Latinoamérica, propietarias de fortunas que superan, en conjunto, los 60.000 millones de dólares.
“Todos los días trabajamos en quitar regulaciones, en hacer leyes más amplias, en invitar e incentivar la inversión y hacer más competitivo el país”, añadió Bukele, en alusión a una de las “bases” de su gobierno para fomentar el desarrollo económico y la atracción de inversiones.
Impulsado desde hace más de 20 años por el multimillonario mexicano Carlos Slim, el empresario más rico de la región, el cónclave sirve para que esta élite discuta cada año y a puerta cerrada el presente y futuro de la economía de América Latina, sus negocios, las relaciones de las grandes empresas con la política o, más relajados, su gusto por el golf o la cultura del país escogido como anfitrión.

“Un cambio ejemplar”
Este 2025, los empresarios escogieron como sede un El Salvador en el que Bukele ha eliminado los contrapesos en el Estado desde la destitución de los magistrados de la Sala de lo Constitucional y del fiscal general, ocurridos en mayo de 2021. En su lugar, su partido -que domina la Asamblea Legislativa- nombró a magistrados y a un fiscal a la medida del oficialismo, depurando incluso a más de un centenar de jueces que eran incómodos al régimen.
El golpe a la Sala de lo Constitucional le permitió a Bukele que los magistrados afines al oficialismo emitieran un comentario del cual se aferró para impulsar su segunda candidatura presidencial consecutiva, aún cuando la Constitución prohíbe la reelección inmediata hasta en seis artículos.
En el encuentro, los empresarios celebraron esta segunda gestión, que arrancó en junio de 2024 con un Bukele definiendo que su apuesta será mejorar la economía. Según la CEPAL y el Banco Mundial, el crecimiento de la economía salvadoreña para 2024 se acerca a un 3 %. Según las encuestas, es la principal preocupación de la mayoría de los salvadoreños.
Bukele aprovechó el evento para lucir en cadena nacional los aplausos y los elogios de una élite que se autodefine de “derecha”. En un tramo de la conversión mostrada al público, Bukele incluso comparó a su familia con esa élite empresarial, cuando en realidad, hasta su ruptura en 2018 con el partido FMLN, su familia estuvo fuertemente vinculada al ala comunista de ese partido de izquierdas.
En el encuentro, Bukele reiteró que El Salvador está “abierto a las inversiones”, insistiendo en que ha dado “grandes pasos” para quitar las “excesivas regulaciones que no sirven para nada más que para detener el emprendedurismo, a la empresa privada y la velocidad de la economía”.
En la cadena nacional transmitida a las 7:30 de la noche del domingo 23, uno de los primeros elogios en aparecer en pantalla fueron los del mexicano Eugenio Garza Herrera, presentado por la Casa Presidencial como un “empresario y figura clave en el mundo industrial de México”.
Además de su grupo empresarial, en México Garza Herrera es vinculado al Consejo Mexicano de Negocios, una élite privada que surgió en 1962 para impulsar campañas presidenciales, cuidar así sus intereses y “frenar el desarrollo de la izquierda en México”, según la Revista Proceso. En este grupo, según la publicación, también forman parte Carlos Slim y la familia Azcárraga, dueños de la cadena Televisa.
“El gran cambio de El Salvador, que usted ha puesto en la mira del mundo, no nomás en Latinoamérica, es ejemplar. No es fácil tener un 90 % de aprobación; significan decisiones muy importantes que usted ha llevado a cabo. ¿Nos podría comentar las que más le han ayudado, dado gusto, las que más ha batallado?”, le preguntó Garza Herrera. Bukele, entonces, habló de su primer logro, antes de dar paso a su política de seguridad que devino en un régimen de excepción que ya alcanzó tres años de vigencia.
“Cuando entramos en la Asamblea hicimos los cambios que había que hacer”, dijo. “Sacar esa mafia nos permitió implementar varias políticas…”.
Según el Reporte del índice la democracia 2023 de The Economist, El Salvador es un “régimen híbrido” que se mueve hacia el autoritarismo. El Salvador es, además, un país con profundas desigualdades en el que el 1 % más rico acaparó casi una cuarta parte de la riqueza del país, mientras que la mitad más pobre apenas alcanzó el 4.8 % en 2022, según un reciente informe de Oxfam sobre riqueza, desigualdad y la necesidad de reformas progresivas.

“Aquí estamos la derecha…”
En un tramo del encuentro, las cámaras enfocaron a un Bukele flanqueado por uno de los máximos representantes de la gran empresa salvadoreña. A su derecha, en la mesa de invitados, Bukele tuvo en todo momento a Roberto Kriete, considerado por la Revista Forbes como uno de los principales millonarios de la región y cuyo grupo empresarial controla el 22 % de las acciones de la aerolínea Avianca.
En El Salvador, por décadas, Kriete estuvo vinculado al partido de derechas Arena, que gobernó entre 1989 y 2009. Su cercanía con Bukele comenzó a evidenciarse en mayo de 2020, en el contexto de la pandemia.
Un año más tarde, tras el golpe a la Sala de lo Constitucional de mayo de 2021, Kriete declaró al oficialista Diario El Salvador que esperaba que “esta Asamblea apruebe las leyes que van a sacar a este país adelante”. En la cadena nacional, la cercanía entre el empresario salvadoreño y Bukele no dejó lugar a dudas.
“El grupo se va muy contento de haber podido estar contigo y de veras te deseamos lo mejor. Tenés el apoyo mío, de mi familia y estoy seguro que de todo este grupo que está aquí. Dios quiera que ese apoyo se manifieste en inversión, generación de empleo y generación de riqueza para el pueblo salvadoreño”, dijo Kriete al cierre del encuentro.
Bukele también se reencontró en Casa Presidencial con Francisco y Carlos Calleja, del Grupo Calleja, uno de los grupos empresariales más poderosos del país y beneficiados por su primer gobierno durante la pandemia. Mientras Casa Presidencial ordenaba cuarentenas en todo el país y detenía a salvadoreños en las calles, confinándolos en ‘centros de cuarentena’, Super Selectos, la cadena de supermercados de los Calleja, fue uno de los escasos negocios a los que se permitió mantenerse abiertos entre marzo y junio de 2020.
Los Calleja también fueron protagonistas de la última era del partido Arena como una de las principales fuerzas políticas del país. Entre 2018 y 2019, Carlos Calleja terminó ganando la candidatura presidencial del partido para hacerle competencia a Bukele en un proceso que evidenció rupturas internas. Calleja, al final, perdió la elección y tras la derrota anunció su retiro de la vida política. Ahora, junto a su padre, estrechan manos con el rival que les ganó la presidencial de 2019 y quien en 2014, en el contexto de la segunda vuelta de esas otras elecciones presidenciales que ganó su expartido, el FMLN, pidió a través de su cuenta de Twitter que «no le entreguemos El Salvador ni Cuba, ni a Venezuela, ni a nadie. Mucho menos a la oligarquía que tanto daño le ha hizo a El Salvador».

En el encuentro también participaron élites empresariales de Centroamérica, entre estos Juan José Gutiérrez Mayorga, del grupo Corporación Multi Inversiones (CMI) de Guatemala, dueños de la cadena de restaurantes Pollo Campero, además de la mayor central hidroeléctrica privada de Guatemala y de partes importantes del mercado del pollo, la harina o las pastas en Centroamérica, Dominicana y Ecuador.
“Usted resolvió todos los problemas que nos aquejan y no nos dejan producir. Todos están resueltos. Lástima que hay fronteras, quisiéramos que no fuera así. Hemos vivido el cambio y transformación que esté país ha sufrido para bien. Honduras y Guatemala están lejos, lamentablemente muy lejos de poder enrumbarse en esta ruta”, dijo Gutiérrez.
“Lamentablemente la izquierda en estos países está 24/7 trabajando en la narrativa y tratando de llegar al poder, y la derecha estamos aquí, trabajando, produciendo…”, añadió.
Según Gutiérrez, lo que América Latina necesita es que haya gobernantes ‘outsiders’ como Bukele, como ‘Milei o quizá como el presidente Trump’, gente que ‘venga de los negocios’.
“El gran secreto y la receta de este país es que El Salvador lo dirige un empresario, alguien que sabe lo que cuesta el dinero, que lo sabe producir y que sabe lo rápido que se va”, dijo, antes de felicitarlo por su segunda gestión y cerrar con un “cuente con nosotros”, en una alocución que ha sido destacada y difundida por las cuentas oficiales del gobierno.
Tanto los Kriete como los Calleja y los Gutiérrez y los Motta (de Panamá, que también participaron con Bukele y se reunieron con él en Casa Presidencial) forman parte de 16 familias que entre 2010 y 2023 crearon al menos 52 sociedades en España, según reveló Redacción Regional en una investigación junto a No-Ficción publicada en noviembre de 2024.
Desde estas sociedades, estos grupos empresariales pueden controlar las acciones de sus empresas establecidas en la región y, en algunos casos, pagar legalmente impuestos mucho más reducidos sobre las ganancias que reciben de lo que harían en sus países, inmersos en una de las zonas más pobres y desiguales del mundo.
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Periodista de investigación, cronista y editor con 22 años de trayectoria. Es fundador y director de la Redacción Regional. Premio a la excelencia periodística con El Faro (Fundación Gabo, 2016); y con la RR (SIP, 2023).
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