Las últimas dos administraciones del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) utilizaron su poder para favorecer el polémico proyecto de una represa que derivó en el asesinato de la ambientalista Berta Cáceres. En la administración de Dante Mossi, el Banco vendió al por menor la deuda del proyecto, en una trama en la que el empresario Guillermo Bueso, presidente ejecutivo de Banco Atlántida y amigo de Mossi, terminó como nuevo dueño del financiamiento. Con 500,000 dólares de esa deuda, el BCIE financió un proyecto de Ley de Consulta Previa que planeaba facilitar el camino a los generadores privados de energía con al menos 115 contratos, incluyendo el reinicio del proyecto Agua Zarca. Las comunidades impactadas por los proyectos siguen resistiendo y la violencia prevalece en ellas.