Seguridad

Indio de Hollywood: el emisario del pacto con la MS-13 que los Bukele piden a Trump

Entre las huestes de la Mara Salvatrucha de El Salvador, la de Indio es la historia de un pandillero al que inteligencia policial y fiscales de Estados Unidos ubican como un emisario del pacto entre la MS-13 y el gobierno de Bukele en las calles. Desde finales de 2024, Indio clama atención médica a través de unas cartas enviadas desde una celda de aislamiento en el penal de Brooklyn, Nueva York, mientras enfrenta una acusación por terrorismo. Cómo él, otros ocho ranfleros llevan meses pidiendo clemencia a EUA mientras los Bukele negociaron su deportación a cambio de retener migrantes venezolanos en la megacárcel del Cecot.

Ilustración de Otto Meza

Ilustración de Otto Meza

El Salvador

mayo 13, 2025

Cuando José Wilfredo Ayala Alcántara, Indio de Hollywood, salió del penal de máxima de seguridad de Zacatecoluca por antepenúltima vez, cargaba consigo el mensaje de un pacto con el gobierno de Bukele que debía llegar a los bastiones de la MS-13 en la calle. Corría el 17 de diciembre de 2019 y para entonces la reducción de homicidios a cambio de beneficios carcelarios para las pandillas llevaba seis meses implementándose, según documentos de inteligencia policial y militar a los que tuvo acceso Redacción Regional. En esos mismos reportes, Indio es perfilado como un emisario que incluso llegó a ingresar, gracias a salvoconductos, a territorios del Barrio 18 para dar a conocer los mensajes clave de ese pacto, entre ellos, “no guerra entre las pandillas para no aumentar los homicidios”.

Ese último año en prisión, Indio, de entonces 52 años, había estado recluido en el sector 6 de Zacatraz, como se le conoce a ese penal de la zona paracentral del país, junto a los cabecillas de la MS-13 y de las dos facciones del Barrio 18. Para entonces, las pandillas más peligrosas del país todavía tenían mucho poder y control de vastos territorios en El Salvador.  

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Sus entradas y salidas consignadas en los reportes de inteligencia lo perfilan como una pieza clave del pacto que permitió un desplome sin precedentes de los homicidios, mientras el gobierno de Bukele presumía desde la propaganda la implementación del ‘Plan Control Territorial’.

Pero para la Fiscalía de Estados Unidos, su pasado pandilleril, pero sobre todo sus actividades en el marco del pacto con el gobierno Bukele, tenían un interés prioritario. En 2023, EUA emitió un segundo indictmen contra cabecillas de pandillas en el que pidió su extradición. En esa acusación por cargos de terrorismo, los fiscales también hicieron alusión al pacto de funcionarios del gobierno salvadoreño con estas estructuras criminales.

Indio, sin embargo, ya no estaba bajo control del gobierno cuando EUA solicitó su extradición. Se fugó de las autoridades salvadoreños dos años antes y posteriormente se refugió en México, donde más tarde fue capturado y enviado en un vuelo a Estados Unidos. Desde allá, en 2024, pidió clemencia por sus condiciones de salud a través de una serie de cartas dirigidas a jueces federales.

Tras el ascenso de Trump al poder, el gobierno de Bukele pidió que sea deportado. Según el Departamento de Justicia, esto es clave para honrar un acuerdo bilateral que incluye la retención en prisión de centenares de migrantes venezolanos que EUA no quiere en su territorio a cambio de millones de dólares para el gobierno salvadoreño. A finales de abril de 2025, CNN reveló que Ibrajim Bukele, hermano del mandatario salvadoreño, incluso ofreció un descuento del 50 % por la atención de los migrantes deportados si Indio y los otros ocho cabecillas de la MS-13 bajo control de Estados Unidos son devueltos al país.

Los Bukele no quieren que un emisario del pacto con las pandillas continúe en un proceso que en Estados Unidos también apunta a altos funcionarios de su gobierno.

El perfil de Indio consta en su ficha de salida de la prisión de máxima seguridad de Zacatecoluca. A los costados, imagen de las cartas a una jueza en Estados Unidos en las que pide clemencia por sus condiciones de salud. Ilustración de Carlos García.

El Indio de Hollywood

Su inicio en la pandilla data de al menos tres décadas atrás en California, cuando la Mara Salvatrucha comenzaba a germinar en el vecindario de Hollywood en Los Ángeles.  Con 19 años, migrante en Estados Unidos, José Wilfredo Ayala Alcántara ingresó a la pandilla luego de haber pasado en suelo salvadoreño una breve experiencia como soldado.  Reclutado siendo un menor de edad, integró el temible Batallón Bracamonte, uno de los Batallones de Reacción Inmediata del Ejército utilizados en la Guerra Civil salvadoreña, según un informe de la Policía.

En la década de los 2000, en sus idas y vueltas entre Estados Unidos y El Salvador, varios pandilleros en Chiapas lo recuerdan asaltando el tren de carga que usan los migrantes centroamericanos para cruzar México, conocido como La Bestia. En 2005, en una de sus estancias en tierra yankee, cayó preso por manejar alcoholizado. Ya para 2006, reinstalado en El Salvador, comenzó a tener un ascenso al interior de la Hollywood Locos con quienes cometió afamados robos como el ocurrido el 4 de febrero de 2010, cuando hurtaron 57 relojes Rolex y Tudor de una joyería de San Salvador. En abril de 2015, Indio puso un pie por primera vez en el penal de Zacatecoluca y su posición al interior de la MS-13 comenzó a escalar a los niveles más altos de la estructura.

Ese ascenso lo llevó a ser testigo de los acuerdos del pacto del gobierno de Bukele con las pandillas, que para diciembre de 2019 ya habían emanado la orden de “cerrar válvulas” de homicidios en las calles, según más de 3 mil reportes de inteligencia policiales publicados por Redacción Regional.

Con la información de los últimos acuerdos definidos hasta mediados de diciembre de ese año, Indio regresó a las calles cargado de información que los máximos líderes de la MS-13 confinados en el sector 5 y 6, conocidos como Ranfla Nacional, querían propagar entre sus compañeros en libertad.

Tras su liberación llegó al centro de operaciones de la clica Hollywood ubicado en la colonia 10 de Octubre, un barrio históricamente controlado por otro viejo y letal líder llamado Élmer Canales Rivera y conocido como “Crook”, otro de los nueve cabecillas aún bajo poder de Estados Unidos y que compartía cárcel con Indio. Crook fue liberado de manera irregular por el gobierno Bukele en noviembre de 2021, según revelaron La Prensa Gráfica y El Faro.

Hasta la 10 de octubre llegó también ‘Lázaro’, un antiguo miembro de esa clica, para trasladarlo a una casa lejana y tranquila ubicada en el municipio de Nueva Concepción, en Chalatenango, al norte del país.

Organigrama de la Ranfla en la prisión de Zacatecoluca realizada por la PNC en julio de 2019. Indio es el primero de la segunda fila.

Lázaro habla desde México y pide que no se revele su identidad para evitar represalias. Él describe que Indio salió hecho un esqueleto del penal, con las piernas tan débiles que se “tenía que estar agarrando” para no caerse. En Zacatecoluca la falta de ventilación le había hecho padecer una aguda tuberculosis, pero aun así debía seguir con la misión de la pandilla. “Se inyectaba como loco”, suelta. “Se inyectaba potasio para las piernas y un chingo de vitaminas”. Incluso la pandilla pronto le designó una cuidadora que le asistiera. La pandilla tenía consideraciones especiales con él por su rango y las décadas entregadas a la pandilla.

Hasta ese refugio, comenzaron a llegar otros pandilleros para recibir la información que tenía Indio.  “Se había llevado parte de la clica para esa base” y por ello también “había un desparpajo de gente”, recuerda Lázaro.

En cuidados médicos y aislado, Indio se sentía inseguro. Sobre todo, porque aún no contaba con armas.  Desde que fue un niño militar quedó fascinado con las armas. “El viejo siempre le gustaba andar armado”, arroja Lázaro. Al poco tiempo, cuenta, un pandillero de Acajutla, desde el occidente del país, llegó a dejarle un “cuete”.  

Una vez instalado y armado, Indio entabló contacto tanto con miembros de su pandilla como de las dos facciones de la Dieciocho. Lázaro narra haberlo acompañado a una reunión fugaz con un miembro de la Dieciocho en la colonia Luz, en San Salvador. “Yo fui con él. Se bajó y me dijo: aquí espéreme. Él entró rápido como para entregar la wila”.

749 salidas de zacatraz
En octubre de 2023 revelamos que durante 33 meses del gobierno Bukele ocurrieron 749 salidas de reos de alta peligrosidad de las pandillas MS-13 y las dos facciones del Barrio 18.

Resultaba anormal que un líder entrara a territorio enemigo a dejar recados. En otros tiempos, ese acto pudo haber significado un atentado o una eventual ejecución. Estos movimientos, poco frecuentes, en realidad respondían a una tregua en medio de una negociación más grande con el gobierno de Bukele, que siempre estuvo al tanto de los pasos de Indio.

Un reporte de la Divisón Élite Contra el Crimen (DECO) consignó sus comunicaciones telefónicas con los líderes dieciocheros revolucionarios Frank William Elías Martínez, alias «Cholo Williams»; y William Alexander Orellana Henríquez, alias “Viejo Mora”. También se comunicó con los cabecillas sureños Julio César Ramos Castellanos alias «Hyler» y Erick Saúl Villalobos “Pitoreta”. “Él iba enlazado con un chingo de gente”, arroja Lázaro.

Tenía que propagar, en corto tiempo, el mensaje de la Ranfla Nacional de la MS13 y explicar esa nueva tregua a las pandillas contrarias:

Extracto de un informe de inteligencia policial.

Estas directrices, consignadas en un análisis de inteligencia policial, fechado en enero de 2020, reiteran cuán profundos eran los acuerdos del gobierno con las pandillas y el conocimiento que tuvo en todo momento el gabinete de seguridad, que se suponía las estaba combatiendo con el PCT.

Para Indio, propagar de nuevo la palabra de la Ranfla no era nada nuevo. Al menos desde 2015 gozaba de la confianza y la protección de los máximos líderes de la MS13: Borromeo Enrique Henríquez Solórzano alias “Diablito” y “Crook”, ambos de la clica Hollywood. Desde entonces él se encargaba de acopiar las “líneas” o directrices de la pandilla, que recibía desde llamadas provenientes de las prisiones.

Antes de caer preso en Zacatecoluca, los expedientes de Caso Jaque, el mayor golpe de la fiscalía salvadoreña en contra de las finanzas de la MS-13, ya señalaba que Indio fue quien trasladó la orden de asesinato contra su compañero de pandilla, Walter Alexander Carrillo Alfaro, alias “Chori”, en noviembre de 2015. Dicha orden se materializó el 6 de enero de 2016 al interior del penal y causó un sisma al interior de la MS-13. De la clica de Chori, la Fulton Locos, un grupo se desprendió y creó el llamado Programa 503, que operó al interior del sistema penitenciario para luego saltar a las calles salvadoreñas y llegar hasta México y Estados Unidos.

Indio de pie y hasta la derecha con un 49 en su playera, posa con sus compañeros de clica Hollywood Locos desde el Centro Penal de Ciudad Barrios. Crook se encuentra al centro con gorra azul y de cuclillas. Captura de pantalla de un video publicado por Noticieros Megavision.

Como señala el antiguo pandillero José Miguel Rodríguez, alias “Demond”, el veterano Indio no era un “soldado de trinchera”, sino alguien que “ordenaba a los peones” para no mancharse las manos. Lázaro añade que Indio tenía una retorcida obsesión por ver las ejecuciones que sus homeboys grababan en video.

La misión de Indio en las calles duró menos de un mes. El 10 de enero de 2020, sólo 24 días después de su penúltima liberación, fue capturado en Nueva Concepción junto con una mujer por portar una escopeta y dos pistolas. Aunque fue acusado exclusivamente de portación ilegal de armas de fuego, un reporte confidencial del Grupo Conjunto de Inteligencia Fronteriza lo señalaba de planear el tráfico de cristal a El Salvador, así como de intentar emigrar a México.

Las fotos del día de su arresto reflejaron lo delgado y desmejorado que estaba por la tuberculosis. En esas condiciones fue nuevamente enviado a Zacatraz, lugar que el director de Centros Penales, Osirisis Luna Meza, llevaba frecuentando desde julio de 2019 como parte de las negociaciones que mantenía el gobierno con las pandillas.

Indio, recapturado el 10 de enero de 2020

La penúltima y misteriosa liberación de Indio

Dos meses más tarde, para el 10 de marzo de 2020, Indio inexplicablemente ya no guardaba prisión en Zacatraz. Documentos internos de la Policía compartidos entre autoridades entre marzo y abril dan cuenta que se pedía dar con su paradero otra vez, dado que hasta el Juez Segundo de Paz de Nueva Concepción que ordenó su detención por posesión de armas lo requería en tribunales para enfrentar un delito con una pena de 5 a 8 años de prisión. Pero en los miles de correos filtrados entre agencias de inteligencia de la Policía y el Ejército por no se encontró ningún oficio que diera razón de su excarcelación en esa ocasión. Su repentina liberación lo convirtió en un Objetivo de Interés u ODI policial para ser buscado por todo el país.

En esa segunda salida, Indio diseminó lineamientos muy parecidos a los que la Ranfla Nacional le había encomendado comunicar a finales de 2019, la diferencia era que esta vez las válvulas se mantendrían cerradas sólo por ocho meses si los presos no recibiían los beneficios que les habían prometido. De lo contrario, “soltarán la bestia”, le dijo Indio a su compañero de clica, Frayle, quien informó a la policía lo dicho por el veterano a principios de marzo.

Documento que da cuenta de la ausencia de Indio en Zacatraz.

Indio fue localizado hasta el 9 de julio por la División de Operaciones de Inteligencia, según reportes diarios de la división. Lo detuvieron nuevamente en la colonia El Calvario de Nahulingo, Sonsonate, al occidente del país. Indio iba armado con una pistola calibre 45 y una escopeta semiautomática con cartuchos, seis teléfonos, $340 dólares en efectivo y joyería de oro. Para esas fechas, los estragos de la tuberculosis ya habían desaparecido y se mostraba repuesto.

Fue llevado una semana después a Zacatecoluca, según el Informe de Novedades del penal de ese día.

Indio, recapturado por segunda vez con dos agentes de la PNC. 10 de julio de 2020. Imagen tomada de redes sociales de la Policía.

En Zacatecoluca, estuvo recluido seis meses más.

La última vez que Indio salió de esa cárcel fue el 12 de enero de 2021. Nuevamente el Juzgado Segundo de Paz de Nueva Concepción sustituyó la detención provisional en su caso por una “caución económica”. Pese a su perfil, no le colocaron un brazalete electrónico, a pesar de que tenía otros procesos pendientes, de acuerdo con una investigación de La Prensa Gráfica.  

Un día antes de liberarlo, agentes del CAT lo entrevistaron y pudieron sustraerle la información de que la MS-13 estaba conformada para entonces por 48 programas. Cuando pisó las calles, inteligencia policial se percató que llegó hasta Sonsonate montado en un coche Kia.

Ficha de liberación de Indio en enero de 2021.

USA versus la Ranfla Nacional

Cuarenta y ocho horas después de que Indio saliera por última vez de Zacatecoluca, el Departamento de Justicia estadounidense dio a conocer la primera acusación o “indictment” contra 14 miembros la Ranfla Nacional en la que la Corte del Distrito Este de Nueva York los señaló de terroristas. Era una acusación grave y sin precedentes contra la cúpula más poderosa de la pandilla en El Salvador, once de ellos presos entonces en Zacatecoluca y tres en libertad. El indictment además de acusarlos de cuatro cargos por terrorismo los pedía en extradición para juzgarlos en la corte neoyorquina. Aunque Indio era parte de la Ranfla Nacional, no figuraría en este primer listado de exigidos. Su nueva persecución internacional vendría meses después

Durante su última liberación, la Ranfla Nacional le había encomendado dejar organizada la pandilla en la libre y salir pronto hacia México, donde lo esperaría otra ranfla salvadoreña. Se trataba de un grupo instalado en territorio azteca años atrás para dirigir y operar la pandilla desde ahí y lejos de las autoridades salvadoreñas. A esa cúpula en suelo mexicano le llamaban ‘Programa México’.

La salida de El Salvador fue bien planeada. A los pocos días de ser excarcelado se movió a Atiquizaya y Lázaro conoce los detalles. “De allá lo fuimos a levantar”, arroja.  La pandilla le había avisado que había “una vuelta especial”, que se alistara porque “había que ir a sacar al viejo”. Así que una comitiva de miembros de la clica Hollywood Locos fueron a buscarlo, no sin antes llevarlo a territorio de la clica Big Gangsters en las Margaritas, Soyapango, bastión históricamente controlado por “Diablito”, máximo líder de la MS-13 en El Salvador. “Ahí él tuvo que reunirse” en horas de la noche con otros miembros importantes para indicar quienes quedarían a la cabeza en las calles, recuerda Lázaro. Había que dejar las cosas “en claro y en orden” antes de salir del país.  

Lázaro recuerda que volvió a verlo maltrecho, sin sensación en las piernas y enflaquecido; “chiniado” como dice él. “Al siguiente día, en la madrugada, salimos para la frontera”. Seis carros y un par de motos escoltaron a Indio para dejarlo en un punto ciego entre Santa Ana y Guatemala. Lázaro iba hasta delante limpiando el camino mientras que Indio iba cambiándose de autos antes de cruzar a México, acompañado de otra persona, recuerda Lázaro.

Llegó a suelo mexicano como indocumentado y prófugo de El Salvador, pues había dejado de firmar su libertad condicional. Fue recibido por el Programa México y se fue a vivir a Huehuetoca, una localidad en el Estado de México, a las afueras de la capital. A Huehuetoca llegan muchos miembros de la MS-13 y es una zona atravesada por el tren La Bestia.

En su nueva misión en México, consiguió papeles apócrifos, un acta de nacimiento con número 00306 registrada en el Estado de México y una licencia de conducir del estado de Guerrero, donde decía ser mexicano. Ambas estaban registradas bajo el nombre de Marco Antonio Portillo Martínez, con el cual también tramitó un carnet de identidad.

Ya asentado, continuó con su cargo de emisario comunicándose con células de la MS-13 repartidas por el mundo. En décadas pasadas había generado una red de contactos dentro del universo de su pandilla que le valió fama por varios rincones tanto en intramuros como en extramuros. Sus contactos se extendían hasta Madrid, España, con el Raider de Francis Locos, de acuerdo con el testimonio de un testigo clave de la Policía. Redacción Regional pudo constatar con pandilleros ubicados en Guatemala, México y Estados Unidos, tanto presos como en libertad, que Indio había mantenido comunicación con ellos. Tantas eran sus comunicaciones que Lázaro lo escuchó en un enlace telefónico intermediar en un problema que la MS-13 había adquirido con una pandilla carcelaria en Estados Unidos.

En México era un líder inquieto que se la pasaba de un rincón al otro. La policial de la Ciudad de México lo acusó más tarde de moverse entre el estado Hidalgo y Ciudad de México. También llegó a subir a la ciudad fronteriza de Tijuana, según Rafael Ernesto Gómez Ruballo o Boxer, un viejo pandillero con más de una década activo en México y recientemente asesinado. “El viejo venía para Tijuana”, dijo en una entrevista para este reportaje, pero los problemas del Programa México con los miembros de la MS13 en esa ciudad fronteriza no le permitieron pasar más tiempo ahí.  “Venía con el pase de irse hasta arriba (Estados Unidos) si él quería”.  Pero no lo logró… O al menos no como hubiese querido.

Para septiembre de 2021, cinco meses después de que Bukele y sus diputados destituyeron a la cabeza de la Corte Suprema y al fiscal general, implantando en su lugar a funcionarios a su medida, la justicia salvadoreña pidió su recaptura por el delito de Agrupaciones Ilícitas a través del oficio N444-FGR-SG-2021. Pero dicha orden no se cumpliría, aunque los líderes de las pandillas decían estar convencidos que el gobierno les apoyaría para no ser extraditados hacia Estados Unidos.

Para finales de 2021, llegó también a suelo azteca Crook, liberado por el gobierno en Zacatraz y arropado por el Programa México. Antes de migrar, a Crook se le había provisto de un arma y llevado en una camioneta hasta Guatemala, para luego cruzar a México con el apoyo de mareros guatemaltecos, según una investigación realizada por este autor para El Faro. Para este reportaje fue imposible establecer si Indio y Crook, íntimos ranfleros de clica y compañeros de prisión, coincidieron en tierras mexicanas.

Lo cierto es que el 27 de marzo de 2022 se impuso el Régimen de Excepción tras una embestida mortal contra 87 salvadoreños provocada por la MS-13, según las autoridades. Tras un año de capturas masivas, huídas de pandilleros en desbandada, el Departamento de Justicia de Estados Unidos aprovechó el debilitamiento de la Mara Salvatrucha y el 23 de febrero de 2023 dio a conocer un segundo indictment contra 13 líderes más. En esta nueva acusación se encauzó contra líderes que habían mantenido acercamientos con el gobierno de Bukele, contra miembros del Programa México y contra ranfleros que no habían sido contemplados en el primer indictment. Entre ellos, Indio.

La eficacia de las autoridades estadounidenses fue inmediata. El 18 de abril de 2023, a dos meses de conocerse el indictment, Indio fue detenido en la Ciudad de México por el Centro Nacional de Inteligencia, Secretaría de Marina y la policía capitalina a través de una supuesta “denuncia ciudadana”, según un comunicado oficial. El entonces director policiaco, Omar García Harfuch, presumió la captura en Twitter mostrando una foto del veterano pandillero que aparece desnudo. Según el funcionario, contaban con una “orden de aprehensión en Houston”, aunque quien lo solicitaba era Nueva York.

Indio custodiado por elementos policiales de la Ciudad de México. Imagen tomada de redes sociales de las autoridaes de seguridad mexicanas.

Ese mismo día fue montado de manera exprés en un avión comercial con destino a El Salvador, pero la aeronave  hizo escala en el Aeropuerto Intercontinental George Bush de Houston, Texas, donde fue interceptado por las autoridades estadounidenses y arrestado ahí mismo, según la fiscalía norteamericana.

Indio, con camisa blanca, llegando al Aeropuerto Intercontinental George Bush en Houston, siendo escoltado por agentes estadounidenses.

Dos días más tarde, los mariscales lo trasladaran a la Corte Este de Nueva York y fue hasta mayo que lo remitieron al Metropolitan Detention Center (MDC), considerara una de las cárceles “más problemática de todo el sistema penitenciario estadounidense«. Indio fue el cuarto miembro de la MS-13 en llegar a ese penal, pues actualmente otros 7 de los 27 líderes acusados en los dos indictments purgan tiempo ahí mientras esperan su juicio, excepto Crook quien fue trasladado al penal federal de Philadelphia.

La prisión MDC

Indio está acostumbrado a sobrellevar las condiciones más sufridas en las prisiones. De 2016 a 2018 padeció uno de los encierros más severos registrados en el sistema penitenciario salvadoreño, cuando se declararon las medidas extraordinarias y los servicios penitenciarios fueron reducidos al máximo, al grado que comer era un privilegio. No sólo eso, Indio ya había pisado penales estadounidenses como la cárcel de Lompoc en California. Sin embargo, hoy se enfrenta a una prisión más severa, padeciendo graves problemas de salud, como lo revelan reportes del juzgado neoyorkino.

La MDC de Brooklyn es una prisión federal preventiva que alberga a los asesinos, terroristas, narcotraficantes, políticos, criminales de cuello blanco acusados de los crímenes más relevantes en Estados Unidos y el mundo. El capo mexicano Ismael “El Mayo” Zambada, el expresidente hondureño Juan Orlando Hernández; el antiguo ministro de seguridad de México, Genaro García Luna o el rapero Sean Combs alias “Diddy” están recluidas ahí.

Además, la MDC de Brooklyn tiene asignado en el sexto piso un módulo exclusivo para miembros de la MS-13, los cuales han protagonizado escándalos como el ocurrido apenas el 27 de abril de 2024, cuando tres mareros atacaron brutalmente a otro recluso con un chuchillo artesanal.

Esta cárcel hospeda a 1,064 presos y se caracteriza por los abusos, negligencia y brutalidad. La prisión no cuenta con acceso a luz natural ni aire fresco y para aunar más restricciones, los líderes de la MS-13 capturados en México están recluidos en los Special Housing Units (SHU) o Unidades Especiales de Reclusión conocidos como “zapatos”, cuyas celdas están separadas del resto de la población penitenciaria. La segregación de estos reos obedece a la necesidad de garantizar la seguridad del penal y proteger a otros presos, o porque los reos transitan en procesos administrativos donde están siendo investigados o esperan una audiencia.

Las cartas

Desde ese aislamiento, Indio ha enviado dos cartas a la jueza solicitando auxilio ante las severas y restrictivas condiciones en las que vive. En ellas se dice vulnerado y con graves problemas de salud ante la segregación que dice vivir. Dicha correspondencia está escrita a mano en inglés y en tono de súplica. El veterano fue el primero de los líderes pandilleriles en exponerle a la jueza Joan Azrack sus complicaciones. Indio estaba desesperado.

El 4 de enero de 2024, a ocho meses de su encierro, su abogado le envió una carta a la jueza solicitándole el traslado de Indio a un hospital por diversos problemas de salud, entre ellos la pérdida gradual de la visión de su ojo derecho.

A los días, el tribunal le ordenó al director del penal trasladar a Indio a un hospital o centro médico para un examen físico, según el documento #487 del caso. Cuatro meses después e impaciente, volvió a enviar una carta, esta vez escrita supuestamente con su puño y letra en la que se quejó de estar solo, incomunicado, sin accesos a herramientas jurídicas y con varias dolencias.

En este correo Indio expresa que no habla inglés y que un nuevo compañero de celda le ha ayudado a “traducir” la carta. Sin embargo, confunde que el líder sostenga que no tiene conocimiento de ese idioma cuando su historia de vida indica que residió en suelo estadounidense, en intervalos que suman cinco años, entre 1986 y 2006.

Mientras tanto, en El Salvador del Régimen de Excepción, Indio también estaba siendo acusado por un tribunal de Santa Ana por agrupaciones ilícitas, según una causa penal filtrada por el grupo hackavtivista CiberseguridadSV.

El 4 de septiembre de 2024,  Indio envió otra carta escrita a mano, pero sus quejas a la jueza en realidad las escribió su compañero de celda: Ryan Stephen Samsel.

Samsel es un hombre de entrados los cuarenta que dio la vuelta al mundo el 6 de enero de 2021 cuando golpeó y dejó inconsciente a una oficial que resguardaba el acceso del Capitolio, em un asalto sin precedentes al edificio gubernamental protagonizado por simpatizantes de Donald Trump. Samsel ingresó aquel día en el Congreso con la icónica gorra roja trumpista con la leyenda “Make America Great Again”. Ese fiel seguidor de Donald Trump es quien toma el carboncillo y el papel, y compadeciéndose del deterioro de Indio, escribe una segunda carta en su nombre. En la carta, Samsel se lanza a defender al veterano pandillero de la MS-13, mientras en los prolegómenos de la campaña presidencial Donald Trump ya comenzaba a enfilar contra la pandilla salvadoreña.

Al pie de su carta, el simpatizante de Trump abogó por el veterano Indio de Hollywood: «Nota: Nuevamente, juez, el sexto piso es MS13 aquí y hay muchas otras cárceles que albergan a MS13, NJ, Lewisburg. Pero el sexto piso sería apropiado, no duele, póngalo en el 83 conmigo, lo ayudaré, está viejo.«

La defensa de Samsel era una franca contradicción con el discurso de Trump, que colocó a la pandilla como enemiga pública de EUA y la utilizó como pretexto para emprender una agenda antimigrantes. Y, al mismo tiempo, una ironía ya que Indio se encontraba encerrado y decrépito a su lado gracias a los trabajos que la Joint Task Force Vulcan, un grupo de trabajo que Trump creó por orden ejecutiva durante su primer gobierno y que impulsó la cacería internacional de los líderes salvadoreños de la MS-13.

Siete meses después de esta carta, Indio ya no tiene quien abogue por él. Su compañero de celda, Samsel, ya no escribe cartas a su nombre. Fue liberado el pasado 21 de enero, cuando Trump concedió el primer perdón a los asaltantes del Capitolio en su segundo día en la Casa Blanca.

Ahora, el presidente que gestó la persecución de la MS-13  a nivel internacional y acusó al presidente Bukele, en campaña, de ser el responsable de la llegada de la MS-13 a EUA, desarma las acusaciones contra estos “terroristas”. El 16 de marzo pasado, el Departamento de Justicia desistió de acusar a uno de los 27 ranfleros perseguidos por Estados Unidos al argumentar que el “Departamento de Seguridad, otras agencias así como numerosos sujetos” se vieron involucrados en la interrupción del juicio de César Antonio López Larios, alias “Greñas”, para reenviarlo de regreso a El Salvador en el marco de un convenio entre ambos países cuestionado a nivel internacional porque permite que en suelo salvadoreño se encarcele a migrantes venezolanos y salvadareños que no han cometido delitos.

Indio y los seis ranfleros que quedan en el MDC, y Crook, en Pennsilvania, ahora son piezas de intercambio en ese acuerdo que anularía sus procesos en Estados Unidos y la investigación contra funcionarios del gobierno Bukele que han pactado con las pandillas. Si Estados Unidos cumple las peticiones salvadoreñas, enviaría de regreso a Indio y los otros ocho ranfleros a las cárceles desde las cuales pactaron la reducción de homicidios a cambio de beneficios carcelarios durante al menos 33 meses.

*Nota de la Redacción: se solicitó reacciones y respuestas al gobierno de El Salvador sobre las salidas irregulares de Indio de Hollywood entre 2019 y 2020; sobre la vinculación de funcionarios del gobierno en un pacto con las pandillas investigado por autoridades estadounidenses y sobre el papel del hermano del presidente Bukele en las negociaciones con Estados Unidos para tratar el tema de la deportación de nueve ranfleros de la MS-13. Sin embargo, al cierre de este reportaje no hubo respuesta.

Autor

  • Carlos García

    Es periodista oriundo de la Ciudad de México. Ha concentrado sus esfuerzos los últimos 13 años en investigar de primera mano la historia y evolución de la Mara Salvatrucha en el Triángulo Norte Centroamericano, México y Estados Unidos. Premio a la Excelencia de la SIP 2023.