A menos de 48 horas de las elecciones generales en Honduras, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sacudió el tablero político del país centroamericano. En un mensaje público, anunció su respaldo al candidato del Partido Nacional de Honduras, Nasry «Tito» Asfura, y condicionó —o al menos vinculó— la mantención de la ayuda económica estadounidense a Honduras a su triunfo. Más aún: prometió indultar al exmandatario Hernández, condenado en Estados Unidos por narcotráfico, si Asfura se alza con la presidencia.
Esta intromisión de Trump en la campaña hondureña ha reactivado el debate sobre impunidad, soberanía y el papel de Estados Unidos en la política regional. Pero en la balanza del respaldo electoral, para Asfura este mensaje podría inclinar solo para uno de dos lados: el pronunciamiento de Trump podría legitimar su narrativa de “respaldo internacional” y seguridad de inversiones frente a parte del electorado conservador; o, por el otro, para un país con un doloroso historial de impunidad, narcotráfico e injerencia externa, el mensaje podría ser tomado como una amenaza directa al sistema de justicia hondureño, y un intento de rehabilitar políticamente a figuras vinculadas a crímenes graves.

Este segundo, sirve en bandeja para los otros dos rivales que puntean en las encuestas: la candidata oficialista Rixi Moncada y el candidato del Partido Liberal, Salvador Nasralla, que ya se han pronunciado en contra de la injerencia de Trump y han pedido a los votantes que no regresen al “pasado”.
En el caso de Nasralla, es más fácil, dada la ausencia de vínculos con el narcotráfico. En el caso del partido oficialista, que impulsa la candidatura de Rixi Moncada, el panorama es más complicado: actualmente, se mantiene sin resultados la denuncia contra Carlos Zelaya, cuñado de la presidenta Xiomara Castro, tras las revelaciones de un video en el que negocia fondos de campaña para la campaña de 2013 junto a prominentes narcotraficantes.
Asfura, que se catapulta en una segunda intentona por llegar al Ejecutivo con un mensaje que intenta alejar al partido Nacional del pasado de corrupción y narcotráfico heredado por el expresidente Juan Orlando Hernández, ahora juega a la suerte de cara a los comicios, luego de que Trump vinculara el futuro de la ayuda estadounidense a Honduras con su victoria, y prometiera al mismo tiempo indultar a JOH si su candidato gana.
Pero él y su partido no han rechazado el apoyo. En las redes oficiales de Asfura y el partido Nacional ya hay agradecimientos a Trump y Milei por los respaldos de cara a la elección.
“El Presidente Donald Trump fue directo: Honduras debe votar por la libertad y la democracia, y ese camino lo representa Papi a la Orden. El respaldo internacional está claro. Ahora le toca al pueblo asegurar el futuro del país”, tuiteó la cuenta oficial del partido de Asfura, al que pertenecía el expresidente JOH.
Pero estos apoyos internacionales no han sido casuales. Obedece a una estrategia del principal asesor de campaña de Asfura, según reveló Contracorriente.
El jueves 27, Trump lanzó un primer mensaje en el que instó a la ciudadanía hondureña a votar el próximo domingo por Asfura y rechazar a Salvador Nasralla por considerarlo «casi comunista». Detrás de este primer mensaje aparece el argentino Fernando Cerimedo, quien asesora a Asfura y antes hizo lo mismo con figuras de la derecha latinoamericana como el expresidente brasileño Jair Bolsonaro y el presidente argentino Javier Milei. A Cerimedo también lo han señalado en Estados Unidos y Argentina de ser asesorado por Roger Stone, lobbista de confianza de Trump y una de las personas a quienes se atribuye su triunfo electoral frente a la demócrata Hillary Clinton en 2016.
Sin embargo, en comunicación con Contracorriente, el propio Cerimedo desvirtuó la vinculación con Stone, pero al mismo tiempo confirmó haber trabajado en la estrategia que llevó al presidente estadounidense a solicitar explícitamente el voto por Asfura. El consultor político agregó que la acción fue una estrategia para contraatacar al Partido Liberal y a Salvador Nasralla, a quien considera que, al igual que expresó Trump, es una herramienta del oficialismo para dividir a la oposición.
«Ellos operaron encuestas falsas para forzar una «alianza» y que se bajara Nasry. Pueden mentir en Honduras, pero no el mundo, y no hay nada peor que tomar a los funcionarios de Estados Unidos de boludos», declaró Cerimedo a Contracorriente.
Según dijo, fue Dick Morris, uno de los asesores de Trump en la campaña de 2016 que lo llevó a vencer a la demócrata Hillary Clinton, quien le permitió conectar con el presidente estadounidense.
«El contacto fue directo, soy independiente en mi trabajo», manifestó y agregó que, al igual que «en Bolivia se lograron grandes cosas», llevará a Asfura a un triunfo electoral el próximo domingo. Cerimedo también asesoró al actual presidente boliviano Rodrigo Paz, quien ganó frente a Jorge Quiroga, el candidato de la izquierda de ese país.
El viernes 28, a favor de Asfura también se pronunció el presidente de Argentina, Javier Milei. “La única forma de que la libertad siga avanzando en el continente es con una derrota contundente del narcosocialismo que tiene de rehén a Honduras desde el 2022. Mi apoyo total para Tito Asfura que es el candidato que mejor representa la oposición a los tiranos de izquierda que destruyeron Honduras”, escribió en sus redes sociales.

¿Quién es “Papi a la orden”?
En la campaña electoral 2025, Nasry Asfura ha revitalizado una estrategia de campaña utilizada hace más de 20 años, cuando iba de precandidato a la reelección de Tegucigalpa. Mientras grababan un spot, Asfura fue saludado por un taxista que, según él ha declarado, le agradeció por sus apuestas, a lo que Asfura respondió: “gracias, Papi, a la orden”. Entonces sus asesores de campaña le dieron vuelta al mensaje para convertirlo a él en protagonista: “Papi a la orden”
Originario de Tegucigalpa (1958), Asfura tiene una trayectoria de décadas en el sector municipal que data de 1990.
En el Partido Nacional, Asfura, el dos veces alcalde de Tegucigalpa (2014-2022) y con un proceso de antejuicio por malversación de más de 28 millones de lempiras, ganó la candidatura a Ana García, la exprimera dama y esposa del expresidente Juan Orlando Hernández, condenado por narcotráfico en Nueva York.
En su gestión municipal, en la que desde la oficialidad promovió proyectos de infraestructura urbana, pavimentación de calles, limpieza urbana y servicios municipales, también aparecieron fuertes señalamientos y sombras de corrupción.
De hecho, pese a su campaña de olvido al pasado del Partido Nacional, el ascenso de Asfura ha estado marcado por una serie de señalamientos de corrupción, malversación de fondos y operaciones financieras opacas.
En octubre de 2024, la Unidad Fiscal Especializada Contra Redes de Corrupción (Uferco) presentó un requerimiento fiscal en su contra por los delitos de lavado de activos, malversación de caudales públicos, fraude, uso de documentos falsos y violación de deberes de funcionarios. La acusación se basa en un presunto desvío de más de 28 millones de lempiras de la alcaldía mientras él era alcalde.
Según la fiscalía, durante 2017 y 2018 se emitieron 32 cheques avalados como fondos rotatorios, fondos especiales o reembolsos de gastos municipales. Sin embargo, se determinó que varios de esos cheques fueron depositados en cuentas personales de Asfura y de personas vinculadas a él, o en empresas relacionadas, y de allí se realizaron pagos personales, transferencias —incluso al extranjero— y gastos no vinculados a la municipalidad.
Entre las empresas relacionadas figuran varias sociedades registradas en Panamá, lo que sugiere esquemas de offshore. Según documentación conocida en el contexto del escándalo mundial de los “Pandora Papers”, Asfura tendría participación en esas sociedades mientras ocupaba cargo público, según una investigación de Contracorriente.
Como consecuencia de las acusaciones, un juez dictó en octubre de 2024 una prohibición de salida del país y medidas sustitutivas a la prisión —Asfura podrá defenderse en libertad.
En 2020 ya se había intentado un antejuicio contra él por malversación, ante lo cual su defensa logró, al menos temporalmente, que se revocara el fallo de privación de inmunidad. Pero el caso volvió a abrirse en 2024.
El candidato y sus defensores —incluyendo figuras de su partido— insisten en que las acusaciones constituyen una persecución política, acusando a la fiscalía de “uso partidista” de la justicia. La fiscalía, actualmente, es dirigida por un funcionario afín al oficialismo del clan Zelaya.


